En un descubrimiento que revoluciona la historia de las Islas Canarias, investigaciones recientes han revelado que los bereberes, un pueblo indígena norteafricano, establecieron una presencia en el archipiélago desde tiempos romanos. Contrariamente a la creencia popular, los bereberes no llegaron a las islas como esclavos, sino como colenos fundadores, contribuyendo significativamente al desarrollo y la formación de la identidad canaria. Esta nueva perspectiva sobre la presencia bereber en las Islas Canarias nos permite reinterpretar la historia de la región y reconocer la importancia de la cultura y la contribución de este pueblo indígena.
La verdad sobre los bereberes en Canarias: no esclavos, sino colonos fundadores
Un equipo científico del proyecto de investigación en el yacimiento de Playa Chica, en Gáldar (Gran Canaria), ha descubierto que los pueblos bereberes del norte de África llegaron a Canarias en el siglo I después de Cristo, muy poco después de que los romanos descubrieran las islas. Sin embargo, a diferencia de lo que se creía, no llegaron como deportados o esclavos, sino en una colonización en toda regla que se expandió a todo el archipiélago en una misma oleada.
Una revisión de las dataciones de carbono 14
Trece investigadores de las universidades de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), La Laguna (ULL) y Linköping en Suecia han publicado una amplia revisión de las dataciones de carbono 14 en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, PNAS. En ella, repasan todos los vestigios que soportan esas dataciones para descartar aquellos que no pueden atribuirse a la presencia del hombre, como restos de carbón que quizás proceden de un incendio natural.
El ritmo de llegadas a Canarias
Según los autores, el ritmo de llegadas a Canarias se ralentiza con 280 migrantes en los últimos 15 días. La presencia romana y bereber se solapa en el siglo I, y la cronología de cómo fue el primer poblamiento de Canarias se basa en las siguientes fechas:
- Lanzarote, entre el año 70 y el 240
- Tenerife, entre el 155 y el 385
- El Hierro, entre el 170 y el 330
- La Palma, entre el 245 y el 430
- Fuerteventura, entre el 270 y el 525
- La Gomera, entre el 275 y el 405
- Gran Canaria, entre el 490 y el 530
La presencia bereber en Canarias
Los autores reconocen que no se puede descartar que la expansión de Roma empujara a los pueblos del Noroeste de África a emigrar hacia unas islas que están a 100 kilómetros de distancia del continente, pero si fue así, subrayan, emprendieron esa empresa por propia iniciativa. Es decir, no llegaron como exiliados ni esclavos, sino como colonos y en una oleada muy extensa en sus inicios, como prueba el sustrato genético común de los pueblos aborígenes que los castellanos se encontraron 1.300 años después durante la conquista.
Creen que fue así, explica Santana, porque una vez que pisaron Lanzarote, la isla a la que llega casi de forma natural cualquier navegante que provenga del norte, como ocurrió siglos después con los europeos, no se conformaron con quedarse en ella, sino que no pararon hasta asentarse en todas. Lo hicieron, además, con un plan predefinido, como denota que llevaran semillas de varios tipos de cereal, de legumbres y árboles frutales como el higo o ganado doméstico como cabras, ovejas y cerdos que garantizaban su supervivencia en unas islas que, por lo demás, solo les ofrecían tierra cultivable, agua y pesca.
La teoría de la llegada forzada
La teoría de la llegada forzada se basa en la constatación de que, una vez que tomaron todo el archipiélago, se quedaron aislados durante siglos, sin comunicación entre islas hasta el regreso de los navegantes europeos al final de la Edad Media. Sin embargo, los defensores de la tesis de la deportación o la esclavitud sostienen que probablemente los antiguos canarios no sabían navegar y que, por eso, su llegada a Canarias necesita de los romanos.
Los firmantes de este artículo lo ven muy improbable: están seguros de que sí navegaban y no les extrañaría que, si supieron de la existencia de las Islas Afortunadas, seguramente por Roma (Plinio el Viejo las cita ya con ese nombre en el s. I), quisieran ir a ellas. Entonces, ¿por qué dejaron de navegar, por qué se quedaron aislados? Santana reconoce que aún no se sabe a ciencia cierta, pero apunta dos ideas: primero, en la antigüedad, solo se navegaba cuando era estrictamente necesario, cuando la ganancia esperada compensaba el peligro de perderse o naufragar; segundo, en eso los canarios no fueron únicos. También los aborígenes de Hawaii perdieron el contacto con el resto de la Polinesia una vez que asentaron en esas islas.
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