En un movimiento que sorprende a la comunidad financiera, BBVA ha decidido presentar su oferta pública de adquisición para adquirir el 85% de la banca Sabadell, sin realizar cambios en las condiciones iniciales. Esta decisión puede ser vista como un desafío directo hacia el Gobierno y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que habían manifestado su oposición a esta operación. La pregunta que surge es ¿cuál será el próximo paso en este juego de poder entre la entidad bancaria y las autoridades reguladoras? La respuesta solo la dará el tiempo, pero lo cierto es que esta jugada de BBVA ha generado un gran revuelo en el mercado financiero.
BBVA lanza ofensiva para adquirir Sabadell sin cambios en condiciones
El presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, ha dado un paso adelante en la adquisición de Banco Sabadell al solicitar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la autorización para presentar el folleto de la oferta pública de adquisición. La oferta mantiene las condiciones iniciales, sin cambios sustanciales, y se mantiene la prima del 30% sobre el precio de cotización del pasado 29 de abril y el canje de acciones de 1 título por cada 4,83.
Esta oferta iniciará el proceso para crear el tercer mayor banco de Europa, que se espera que dure entre seis y ocho meses, según las estimaciones de BBVA. Sin embargo, el camino no estará exento de obstáculos, ya que debe obtener todos los permisos regulatorios y convencer al accionariado de Banco Sabadell, tarea complicada debido a su alto grado de atomización.
La respuesta de Banco Sabadell
Desde Banco Sabadell, han advertido al mercado que esta oferta derivará en múltiples incertidumbres en medio de todos los procesos regulatorios por los que debe pasar, y cuyos plazos se pueden alargar más allá de los entre seis y ocho meses que estima BBVA. La entidad se aferra a que la evolución al alza de su cotización acabe disuadiendo a los inversores de aceptar la operación.
El conflicto con el Gobierno
La iniciativa del BBVA se convierte así en una operación hostil, poniéndose en marcha sin que ambas entidades tengan nada acordado de antemano. El Gobierno de Pedro Sánchez, con su ministro de Economía Carlos Cuerpo a la cabeza, han mostrado en reiteradas ocasiones su oposición a esta operación, por entender que supone una concentración de mercado que puede afectar al negocio y a los trabajadores de ambos grupos.
La opa se produce en plenas negociaciones del PSOE con los nacionalistas catalanes para formar el nuevo Govern, un proceso político que se mezcla con la operación y tiene en contra a todos los partidos y fuerzas vivas de Cataluña, que no ven con buenos ojos como un banco tradicional catalán y vinculado con la mayoría de sus pymes dentro y fuera de España, pueda pasar a manos de una entidad mayor y con el centro de decisión entre Madrid y el País Vasco.
Mientras que desde el banco azul vasco se mantiene justo lo contrario y se confía en que el Ejecutivo acabará entendiendo las 'bondades' de la operación, el Sabadell contraatacó esta misma semana con un documento de mil folios entregado a la CNMV en el que dejaba claro que la opa puede suponer un duro golpe a sus negocio y a sus clientes.
Una de las claves que ese documento de la entidad catalana presentaba estaba en la capacidad de generar créditos fiscales por 4.700 millones de euros en los próximos cuatro años, un argumento más para demostrar que la propuesta de BBVA, basada en un mero canje de acciones, no valora de forma suficiente los activos del Sabadell.
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