Un siglo después de Ramón y Cajal, un científico español logra crear tejidos artificiales para regenerar órganos
El premio Nobel español Santiago Ramón y Cajal es conocido por sus descubrimientos sobre las neuronas, pero pocos saben que, al final de su trayectoria científica, intentó regenerar el tejido nervioso. Un siglo después, el científico español Antonio Campos ha conseguido crear tejidos artificiales con potencial para regenerar órganos y curar a los pacientes.
La investigación innovadora de Cajal
Según Campos, catedrático de Histología en la Universidad de Granada, las investigaciones de Cajal fueron esenciales para la ciencia. Ese libro, como los Principia de Isaac Newton o El origen de las especies de Darwin, abrió una puerta a un mundo desconocido, la puerta hacia el conocimiento de los circuitos y estructuras del sistema nervioso que hasta entonces no se conocían, explica Campos.
Cajal y su discípulo Jorge Francisco Tello intentaron regenerar el tejido nervioso, creando conductos de ciáticos vacíos en los que ponían médula de sauco y hacían que las terminaciones nerviosas continuaran a través de ellos para inervar las zonas periféricas denervadas. Básicamente lo que hacemos hoy en día con biomateriales para crear nervios artificiales, destaca Campos.
La ingeniería tisular, un campo innovador
La ingeniería tisular es un campo que usa la ingeniería y las ciencias de la vida para desarrollar tejidos artificiales con fines terapéuticos. El grupo de investigación de Campos en la Universidad de Granada es uno de los pioneros en este campo en España, y desde finales de la década de 1990 intenta generar tejidos artificiales lo más biomiméticos posible con los tejidos naturales para poder curar a los pacientes.
Lo que hacemos ahora ha cambiado el paradigma de la histología porque ya no está orientada solo a dar con el diagnóstico, sino a la terapéutica porque de un tiempo a esta parte hemos comprobado que los tejidos también curan, asegura Campos.
Tejidos artificiales para curar a los pacientes
El grupo de Campos ha desarrollado tejidos artificiales como la córnea, la piel, los nervios, la mucosa oral, los cartílagos y hasta paladares infantiles. De momento, la córnea y el paladar artificiales han sido aprobados por la Agencia del Medicamento para su ensayo, y la piel está aprobada para uso compasivo hospitalario en grandes quemados.
La piel artificial ya se ha probado con éxito en más de 10 pacientes. La primera fue una mujer con quemaduras en casi el 80 por ciento de su cuerpo, lo que implicaba una altísima probabilidad de mortalidad. A partir de una muestra de piel sana de dicha paciente se fabricaron láminas de piel biomiméticas con células de la paciente y biomateriales generados por el grupo, que fueron trasplantadas a la paciente. Tres meses después, la mujer fue dada de alta, recuerda Campos con emoción.
Un museo para la medicina española
Campos es un gran defensor de la ciencia y la medicina que se han hecho en España. Se han hecho aportaciones brillantes de las que nuestra sociedad debería tomar conciencia porque como decía el poeta Goethe, 'todo lo que recibimos de nuestros padres, hay que conquistarlo', es decir, hay que valorarlo, celebrarlo y hacerlo nuestro para realmente poseerlo, opina Campos.
Para este médico, habría que promover un Museo Español de la Medicina, un lugar que pusiera en valor, entre otras muchas aportaciones a la medicina, avances como la campaña de vacunación que Balmis llevó a cabo en el siglo XIX en varios continentes para luchar contra la viruela, o a figuras como Fidel Pagés, el médico militar que inventó la anestesia epidural en un hospital en Melilla.
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