En el mundo empresarial, encontrar el propósito es fundamental para el éxito y la longevidad de una organización. El objeto social de una empresa es el norte que guía todas las decisiones y acciones, y es lo que la diferencia de la competencia. Sin embargo, muchos emprendedores y líderes empresariales se enfrentan a la tarea de determinar el objeto social de su empresa, lo que puede ser un desafío. En este artículo, exploraremos las claves para descubrir el propósito de tu empresa y cómo este proceso puede ayudarte a fortalecer tu marca y alcanzar tus metas.
En el momento de fijar los estatutos de una sociedad mercantil, es necesario definir el objeto social de forma apropiada, concretando de esta manera las actividades que va a realizar la empresa, ya sea de forma inmediata o en el futuro. Es un punto importante, ya que, si no se detalla de la manera apropiada, se podría llegar a impedir su inscripción en el Registro Mercantil.
Por lo general, se suele establecer un objeto social bastante amplio, debiendo tener en cuenta que cualquier modificación en los estatutos necesita del acuerdo de la Junta, la elevación a escritura pública del acuerdo, y la inscripción en el Registro Mercantil. De esta manera, a la hora de definirlo, habitualmente se incluyen tanto las actividades principales que se van a realizar como también otras adicionales que podrían resultar interesantes en el futuro.
Al hablar de objeto social de una empresa nos referimos al propósito principal del negocio, es decir, a lo que esta se dedica o hace, describiendo, por lo tanto, las actividades específicas que tu negocio realizará. Gracias a su definición, se consigue tener claro lo que hace una empresa, además de ayudar a establecer límites en cuanto a lo que se puede hacer legalmente.
Definir el objeto social de una empresa es indicar al mundo cuál es el principal propósito de tu negocio, una declaración que describe de forma detallada las actividades que la empresa realizará durante su funcionamiento.
Para definirlo de manera efectiva hay que seguir una serie de pasos:
- Identificar la actividad principal del negocio, pensando para ello en el servicio o producto que se ofrecerá al mercado, en lo que será la esencia del negocio.
- Añadir otras actividades complementarias o secundarias que se encuentren relacionadas con la actividad principal y que no supongan entrar en conflicto.
- Evitar expresiones ambiguas o genéricas, debiendo en todo caso ser claro y específico para que así no llegue a haber problemas con el Registro Mercantil.
- Usar los códigos CNAE o del IAE para definir las actividades de forma precisa y conforme a las normativas vigentes.
Esta información debe ser redactada en los estatutos sociales de la empresa junto a otros datos importantes para el negocio, como la denominación, el capital social, el domicilio, etcétera. Finalmente, tendrás que asegurarte de inscribir los estatutos en el Registro Mercantil correspondiente tras haberlos elevado a escritura pública ante notario, siendo este un paso formal que confirma el compromiso empresarial.
El objeto social de una empresa se redacta en el mismo momento de su creación y, por lo general, es realizada por los fundadores o accionistas de la misma, que son quienes definen y establecen las actividades que el negocio llevará a cabo.
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