El resultado de las elecciones del 4 de junio en el Reino Unido ha generado un escenario incierto en cuanto al futuro de la relación entre la UE y el Reino Unido. La victoria de los laboristas, liderados por Jeremy Corbyn, podría significar un cambio en la dinámica de las negociaciones entre ambos bloques, con un enfoque en la colaboración y el diálogo. Por otro lado, si los conservadores, encabezados por Theresa May, mantienen su influencia, la UE podría mostrar una mayor tolerancia y flexibilidad en las conversaciones sobre el Brexit. En cualquier caso, la UE se enfrenta al desafío de encontrar un equilibrio entre sus intereses y las exigencias del Reino Unido, mientras que los británicos esperan con ansiedad el desarrollo de las relaciones entre ambos bloques.
La UE y el Reino Unido buscan superar el brexit: hacia una relación más amistosa o un acuerdo de seguridad?
No hay enemistades que duren toda la vida, deben pensar ahora en Londres. El Reino Unido está pasando una de sus épocas más delicadas: crisis política, económica, social, y con unas elecciones anticipadas a la vuelta de la esquina en las que, si se cumplen las encuestas, el varapalo de los conservadores será tan importante como la subida de unos laboristas que esperan volver al poder; no lo tienen desde los tiempos de Gordon Brown.
Muchas cosas han pasado desde entonces, entre ellas una salida de la Unión Europea que ya no es tema de bar ni de debate ideológico. Pero, ¿cómo será la relación entre la UE y el 'nuevo' Reino Unido que salga de las urnas el 7 de julio?
Atrás han quedado las arduas negociaciones entre Londres y Bruselas, los improperios de Boris Johnson o las promesas incumplidas. El brexit ya no vende, y casi todos asumen que fue un error. Según los sondeos, más del 40% de los británicos o bien se arrepienten de lo votado en 2016 o bien aseguran que votarían a favor de volver a la UE. Por eso el asunto no ocupa un puesto clave en la campaña de los dos partidos.
La relación entre la UE y el Reino Unido
Sin embargo, desde el 1 de mayo de 2021 está en vigor el acuerdo de comercio UE-Reino Unido, y además el país participa en otro tipo de estructuras, como el programa Erasmus. Nunca se ha desconectado del todo de la Unión, y en los tories, pese a que el ala más dura sigue mandando en el partido, asumen que no les ayuda en nada una relación tirante con Bruselas.
Respecto al acuerdo de comercio precisamente, abarca no solo el comercio de bienes, servicios, inversiones, contratación pública y DPI, sino también una amplia gama de otros ámbitos clave en interés de la UE, como el transporte aéreo y por carretera, la energía y la sostenibilidad, la pesca y la coordinación de la seguridad social. Las normas sobre comercio e inversión se sustentan en compromisos globales en materia de igualdad de condiciones y desarrollo sostenible.
La cuestión de Gibraltar
Queda por resolver, eso sí, el asunto sobre Gibraltar, en el que España tiene un papel principal. Habrá que ver no obstante si se trata de un punto que hereda el nuevo Gobierno, aunque el acuerdo parece cercano. Ya desde el pasado mes de abril están cerradas las líneas generales, en lo referente al transporte y al comercio, además de lo que tiene que ver con la frontera. Para España sigue siendo importante qué pasa con el uso del aeropuerto, un matiz que todavía no se ha resuelto.
El acercamiento entre la UE y el Reino Unido
Este acercamiento es un buen termómetro para entender el estado actual de las relaciones y lo que puede pasar si los conservadores siguen en el poder, algo eso sí poco probable. Ahora, el punto en común más claro que han encontrado la UE y Reino Unido es la oposición a la guerra en Ucrania y el apoyo a Kiev, tal como quedó demostrado el pasado mes de febrero en la última conversación entre Sunak y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Ahora, el objetivo es que aquel divorcio pase a ser cuanto menos una relación amable entre conocidos. La UE y el Reino Unido buscan encontrar un camino hacia una relación más estrecha, aunque no necesariamente una vuelta a la UE. La oposición laborista, liderada por Keir Starmer, aboga por estrechar lazos con la Unión Europea, pero sin hablar de volver a ella.
La UE, por su parte, mantiene la calma, especialmente porque está inmersa en un proceso de transición entre legislaturas tras el 9-J: ya ha decidido su nueva estructura de poder, y va dibujando más o menos las prioridades para el próximo lustro. Entre ellas puede estar la normalización final de las relaciones con el Reino Unido, pero sus caminos no volverán a juntarse.
El brexit, asumen en Londres y en Bruselas, no tiene vuelta de hoja; pero el tono ya ha cambiado. Ahora la aspiración es que aquel divorcio pase a ser cuanto menos una relación amable entre conocidos.
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