El historiador Michael Bailey refuta estereotipos: Las brujas no eran hechiceras, sino mujeres que se enfrentaban a la injusticia

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El historiador Michael Bailey refuta estereotipos: Las brujas no eran hechiceras, sino mujeres que se enfrentaban a la injusticia

En un sorprendente giro de perspectiva, el historiador Michael Bailey cuestiona la visión tradicional sobre las brujas, desafiando los estereotipos que han acompañado a estas mujeres durante siglos. Según Bailey, las brujas no eran hechiceras ni seres malignos, sino más bien mujeres que se enfrentaban a la injusticia en una sociedad patriarcal y opresiva. Esta nueva interpretación nos permite ver a las brujas bajo una luz diferente, como defensoras de sus derechos y luchadoras contra la opresión, en lugar de como seres sobrenaturales y temidos. En este sentido, la investigación de Bailey nos invita a revisar la historia y a cuestionar los prejuicios y estereotipos que han sido transmitidos a lo largo de los siglos.

El historiador Michael Bailey desmiente estereotipos: Las brujas no eran hechiceras, sino mujeres que luchaban por la justicia

El historiador americano Michael Bailey, referente mundial sobre la historia de la magia, la brujería y la superstición, niega que las muertes causadas por las cacerías de brujas fueran feminicidios. Según argumenta, juzgaban a las personas como hechiceras y no como mujeres.

Bailey, profesor de la Universidad de Iowa (EE.UU.), investiga el sombrío fenómeno histórico que, entre los siglos XV y XVIII, se cobró unas 60.000 víctimas en las hogueras del continente europeo.

La percepción cultural de las brujas está sesgada

La percepción cultural de las brujas está sesgada

En una entrevista, el experto señala que nuestra percepción cultural de estos personajes mágicos está sesgada en muchos sentidos. En primer lugar, se refiere a la creencia de que todas las brujas fueron mujeres: La mayoría lo fueron, pero, de media, alrededor del 25 % de los ejecutados por brujería en Europa fueron hombres, apunta. Otros expertos sitúan la cifra entre el 30 %.

No existía una sola característica absoluta que siempre hiciera a alguien una bruja, pero existe una asunción general de que la mayoría de las personas acusadas fueron curadoras practicando magia de alguna manera en su entorno, sostiene el experto.

Las brujas eran personas útiles para sus comunidades

Eran personas útiles para sus comunidades, a las que la gente acudía cuando enfermaban; pero también eran vistas como figuras peligrosas, añade Bailey, que habla de cómo el supuesto poder que utilizaban era percibido como una inquietante amenaza, al ser accesible solo para unos pocos.

Las mujeres, históricamente más marginales

Entonces, si la cacería de brujas no estaba exclusivamente motivada por un sentimiento misógino, ¿por qué el 75 % de las víctimas mortales de esta persecución fueron mujeres?

Para explicar estos datos, Bailey señala otra preconcepción habitual: pensar que la acusación de brujería significaba ser ejecutado de manera automática. Aunque esto pudo llegar a ser así en ciertos sitios donde la caza dejó unos porcentajes de convictos ejecutados entre el 95 % y el 98 %, los historiadores sitúan la media europea entorno al 50 %.

Aproximadamente la mitad de las personas que eran acusadas y llevadas a juicio como brujas acababan siendo liberadas, subraya.

La misoginia estructural

El profesor confirma que las brujas acusadas eran pobres y marginales, por lo que generalmente no tenían los recursos para defenderse; al contrario que las personas relativamente poderosas o con aliados políticos.

La suma del hecho de que fueran mujeres siempre las convertía en más propensas a ser acusadas, condenadas y, finalmente, asesinadas.

Sin embargo, el profesor niega que estas ejecuciones durante la Europa medieval fueran estrictamente feminicidios, porque, si bien queda demostrado que la mayoría de las víctimas eran mujeres, se les perseguía por brujería y no por su sexo, defiende.

Recordar para entender nuestro propio pasado

Aunque estos eventos tuvieron lugar siglos atrás, debemos seguir hablando de ellos porque aún ocurren en algunos sitios del mundo, como en ciertas partes de África o del sur de Asia, según Bailey.

En términos del mundo occidental, recordarlo es un ejercicio que nos tiene que servir también para entender nuestro propio pasado, ya que los juicios por brujería mataron a miles de personas; pero también por lo que escondían estas acusaciones.

La memoria histórica nos puede ayudar a entender qué es lo que cambia en una sociedad cuando algo que no era un problema previamente de repente se convierte en la razón por la cual las personas poderosas ejecutan a la gente, propone el profesor.

Es algo que vivimos frecuentemente, pone el ejemplo de la inmigración: Siempre ha existido y, aunque siempre hay pequeñas discusiones, no es un problema de fondo, pero de repente sucede algo; ya sea un cambio en las condiciones sociales, económicas, o incluso en el liderazgo.

Además, Bailey defiende que el reconocimiento institucional de estas víctimas, como llevó a cabo el Parlamento de Cataluña en 2022, es igual de importante que cualquier otro tipo de reconocimiento por parte de un gobierno o autoridad que hizo algo mal en el pasado y ahora quiere, como mínimo, admitirlo.

Sin embargo, también reconoce que esto sucedió hace mucho tiempo y que es probable que existan cosas más recientes con más peso actualmente, además de que es más fácil para las instituciones reconocer un error que cometieron hace unos seis siglos.

El especialista americano en historia de las brujas considera que cuanto más nos acerquemos a entender estas dinámicas relacionadas con la cacería de brujas, más las entenderemos en relación con las cosas que siguen vigentes en el presente.

En lugar de lamentarnos siglos después de que hicimos algo mal, tenemos en nuestras manos el poder de cambiar ligeramente el curso de las cosas ahora, concluye.

Natalia Vega

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