Después de más de un año de escándalos sexuales y controversias, el príncipe Andrés de Inglaterra ha visto cómo su vida pública se ha ido desmoronando. La última consecuencia de este largo y turbulento camino es su aislamiento en su residencia de Royal Lodge, Berkshire, que se ha convertido en una especie de 'prisión de lujo'. El príncipe Andrés ha decidido dejar de participar en actividades protocolarias y retirarse de la vida pública debido a las acusaciones de abuso sexual y su relación con el financiero Jeffrey Epstein, quien fue encontrado muerto en su celda en agosto de 2019. Ahora, el príncipe Andrés se ve obligado a vivir en un aislamiento autoimpuesto, lejos de la luz pública y las actividades oficiales que antes eran tan habituales en su vida.
El príncipe Andrés de Inglaterra vive recluso en su 'prisión de lujo' desde que se retiró de actividades protocolarias
El príncipe Andrés de Inglaterra ha optado por una vida de reclusión en su residencia, Royal Lodge, después de que se retiró de las actividades protocolarias debido a los escándalos sexuales en los que se vio involucrado. A pesar de que su hermano, el rey Carlos III, le ofreció una nueva vivienda, Frogmore Cottage, a cambio de que abandonara la actual, el príncipe Andrés se ha negado a mudarse.
La mansión de 30 habitaciones, situada en un terreno amplio, se ha convertido en una especie de prisión de lujo para el príncipe Andrés, quien se ha comprometido a abonar los gastos de las reformas que la casa necesita. Hasta ahora, ha gastado más de siete millones de libras en la conservación de la propiedad.
La conexión con Jeffrey Epstein y la exclusión de las actividades oficiales
La conexión del príncipe Andrés con Jeffrey Epstein, condenado por delitos sexuales con menores, y su presunto trato sexual con jovencitas, llevaron a la reina Isabel II a apartarlo de todas las actividades oficiales. Su hermano, el rey Carlos III, también lo excluyó de las labores de palacio y lo convirtió en persona non grata a ojos de la prensa.
Una vida de lujo y aislamiento
La mansión de Royal Lodge se ha convertido en una fortaleza para el príncipe Andrés, quien vive de la renta que le proporciona el estado. La prensa inglesa describe la propiedad como una prisión de oro, donde el príncipe Andrés pasa sus días en una especie de aislamiento.
Según Ingrid Seward, experta en temas de realeza, el interior de la mansión es de elegancia clásica, con hermosos muebles y alfombras antiguas. También cuenta con un gran salón, un invernadero con cabaña de jardinero, otras seis cabañas y alojamiento para la policía que se encarga de la seguridad.
La hípica, su principal vía de escape
El príncipe Andrés ha encontrado en la hípica una forma de escapar de su aislamiento. Se dice que monta a caballo todos los días para salir de casa y ha dejado de intentar demostrar su inocencia ante los tribunales. En su lugar, se centra en mejorar su estado de ánimo.
La vida de reclusión del príncipe Andrés en su prisión de lujo sigue siendo un tema de interés para la prensa y el público en general.
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