El pueblo portugués con un castillo y casas blancas que es una joya medieval congelada en el tiempo
En el corazón de Portugal, se encuentra un pueblo medieval que parece haberse quedado congelado en el tiempo. Este lugar mágico, rodeado de casas blancas con techos de teja roja y un castillo imponente, es un verdadero tesoro histórico que nos transporta a la Edad Media. Sus calles empedradas y estrechas, sus plazas y rincones llenos de historia, nos permiten imaginar cómo debió ser la vida en aquella época. En este pueblo portugués, el tiempo parece haberse detenido, y es como si estuviéramos viviendo un sueño medieval, rodeados de la arquitectura y la cultura de siglos pasados.
Óbidos, la joya medieval congelada en el tiempo
Óbidos es un pueblo medieval de Portugal que parece detenido en el tiempo. Situado en un punto alto cerca de la costa atlántica y a 80 km de Lisboa, es uno de los más pintorescos y mejor conservados de Portugal.
Un recorrido por la historia
Conquistado y consolidado en el reino por D. Sancho I durante la Reconquista, el conjunto del castillo de Óbidos está protegido como Monumento Nacional, e incluso está integrado en la red de Pousadas de Portugal. Durante unos 500 años, la villa de Óbidos formaba tradicionalmente parte de la dote ofrecida a las reinas consortes del país.
El castillo, junto con las murallas que rodean la villa, se construyó entre los siglos XII y XIV y fue de gran importancia estratégica y militar. Pasear por las murallas permite una visión panorámica de la villa y sus alrededores, ofreciendo una experiencia única de inmersión en la historia medieval.
Arte y Cultura
El Museo Municipal de Óbidos alberga una colección impresionante de obras de Josefa de Óbidos, una pintora del siglo XVII conocida por su estilo irreverente y su talento, influenciado por maestros españoles y portugueses de la época. Las obras de Josefa reflejan una mezcla de influencias que aportan una rica diversidad al patrimonio artístico de la villa.
Óbidos es también una ciudad vibrante en términos de eventos culturales. El Festival Internacional del Chocolate, el Mercado Medieval y Óbidos Vila Natal son algunas de las celebraciones más populares que atraen a visitantes de todas partes. Además, el FOLIO - Festival Literario Internacional de Óbidos y la Semana Internacional del Piano de Óbidos son eventos que destacan por su calidad y diversidad, reforzando el estatus de Óbidos como Ciudad Creativa de la Literatura de la UNESCO desde 2015.
Gastronomía y tradiciones
La gastronomía local de Óbidos es otro atractivo imperdible. La caldereta de pescado de la Lagoa de Óbidos, acompañada de los vinos de la región Oeste, es una delicia que los visitantes no deben perderse. Sin embargo, el producto estrella de Óbidos es la ginjinha, un licor de guindas que se disfruta mejor en un chupito de chocolate. Este licor tiene una larga tradición y es un verdadero emblema de la villa.
Naturaleza y deporte
La cercanía del pueblo a la costa atlántica permite disfrutar de hermosos paisajes naturales y actividades al aire libre. La Lagoa de Óbidos es un lugar ideal para practicar deportes acuáticos como el windsurf y pasear en barco. Las playas cercanas, como la Playa d’El Rey y la Playa de Bom Sucesso, ofrecen opciones tanto para los amantes del sol y el mar como para los entusiastas del golf, con campos que ofrecen vistas impresionantes del Atlántico.
Cómo llegar a Óbidos
Óbidos se encuentra a unos 80 km de Lisboa, accesible por la A8 en dirección a Leiria y tomando la salida 15. Desde Santarém, se puede llegar por la autopista A15, y desde Oporto, siguiendo la A1 hasta Leiria y luego la A15. El pueblo cuenta con una estación de tren, aunque está situada fuera de las murallas, por lo que se recomienda caminar o tomar un taxi desde allí hasta el centro histórico. También hay servicios regulares de autobús operados por Rodoviária do Tejo.
Óbidos es un destino ideal para una escapada romántica o un viaje tranquilo en cualquier época del año. Ya sea recorriendo sus calles adoquinadas o explorando sus paisajes costeros, este pueblo ofrece una experiencia inolvidable que justifica plenamente su inclusión entre las 7 maravillas de Portugal.
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