La Unión Europea y la Eurozona crecen un 0,3% en el primer trimestre
La economía de la Unión Europea y la Eurozona crecieron un leve 0,3% entre enero y marzo en relación con el trimestre previo. Aunque este crecimiento es modesto, supone un avance importante para la Unión Europea, que comienza a salir del estancamiento, y para la Eurozona, que deja atrás la contracción.
Los europeos han acudido a las urnas desde el pasado jueves y hasta este domingo en un contexto en el que la débil actividad y la incertidumbre geopolítica prevalecen en un horizonte en el que la inflación se mantiene como uno de los principales retos a los que hacer frente en el corto plazo.
Inflación y deuda
Las últimas proyecciones publicadas por el Banco Central Europeo (BCE) indican que la tasa general de IPC se situará en un 2,5% este ejercicio, dos décimas por encima de lo que el emisor había calculado en marzo. Sin embargo, la inflación no es el principal desafío económico de la región, que se enfrenta a un proceso de ajuste para reducir una deuda disparada tras las últimas crisis (se situó en el 88,6% del PIB en la zona euro el año pasado, según Eurostat).
Desafíos económicos
La escasa productividad y la brecha de inversión con respecto a la primera economía del mundo, Estados Unidos, serán otros dos de los caballos de batalla en lo económico para la nueva Comisión Europea. Además, la región tiene que hacer frente al gasto creciente que genera una población cada vez más envejecida.
Los cambios recientes en el panorama mundial han llevado a los responsables políticos de la región a reorientar sus prioridades de gasto desde la transición energética a la defensa. La crisis energética se ha suavizado tras la respuesta a la invasión rusa de Ucrania, lo que podría generar en algunos gobiernos la falsa sensación de que la transición verde es menos urgente.
Elecciones y consecuencias
El giro a la derecha del Parlamento Europeo que rompiese la coalición tradicional entre populares, socialistas y liberales complicaría aún más el camino hacia una economía más sostenible y menos dependiente.
El gestor de TwentyFour AM, Felipe Villarroel, sostiene que la mayoría de las variables macroeconómicas y los datos agregados de las empresas, como el apalancamiento o las tasas de impago, no cambiarán demasiado como resultado de las elecciones.
Industria y seguridad
La industria europea se ha visto muy afectada por el aumento de los costes financieros a raíz de la subida de los tipos de interés, así como por la crisis energética y de precios, por la competencia china en sectores como el del automóvil, por la mayor regulación, así como por décadas de deslocalizaciones.
La recuperación tras la pandemia se basó en el empuje de los servicios, lo que ha favorecido un crecimiento diferencial de países como España o Italia, muy dependientes del turismo, en detrimento de la industria.
El objetivo de gasto del 2% de la OTAN se considera ahora un suelo, y Alemania y los países de Europa del Este en particular están aumentando sus presupuestos de defensa.
Envejecimiento de la población
Europa es actualmente la región más envejecida del mundo y las proyecciones apuntan a que esta situación se agravará en las próximas décadas. La tasa de dependencia de la región pasará del 33% actual al 60% a finales de siglo.
El desafío que esto supondrá para los presupuestos nacionales es enorme. A la vez, el problema de escasez de mano de obra, que ya supone un quebradero de cabeza para las empresas y que genera más presiones inflacionistas, podría ralentizar aún más el crecimiento y lastrar la competitividad frente a otras áreas del planeta.
Esto último resulta paradójico en un momento en el que la zona euro en particular registra mínimos históricos de desempleo, con una tasa que se redujo hasta el 6,4% en abril, y cuando el conjunto de países que comparte moneda ha reducido su cifra de parados por debajo de los 11 millones por primera vez, según Eurostat.
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