En el mundo del fútbol, donde la condición física y la resistencia son clave para alcanzar el éxito, hay historias que nos dejan con la boca abierta. Una de ellas es la de Iñaki Williams, un jugador de fútbol profesional que ha protagonizado una hazaña impresionante. Durante dos años, Williams jugó con un cristal de 2 cm incrustado en su pie, sin darse cuenta. Esta sorprendente historia nos muestra la resistencia y capacidad de adaptación del cuerpo humano, y nos hace reflexionar sobre los límites que podemos alcanzar cuando nos empeñamos en algo.
Un secreto en el pie: Iñaki Williams llevaba dos años con un cristal de 2 cm incrustado sin darse cuenta
Increíble pero cierto: el delantero del Athletic de Bilbao, Iñaki Williams, ha llevado durante dos años un cristal incrustado en su pie y no solo no se quejó de ello, sino que no se dio ni cuenta.
Ernesto Valverde, entrenador del equipo bilbaíno, desveló en rueda de prensa que el motivo por el cual el jugador se pierde la última jornada de LaLiga es que tenía un cristal de 2 centímetros en su pie.
El futbolista compartió una imagen en sus redes sociales en la que se puede ver el tamaño del cristal sobre su mano. El delantero se sometió este martes a una intervención quirúrgica, la cual fue anunciada por el club bilbaíno esta misma semana.
En un principio, se dijo que se trataba de un procedimiento de cirugía plástica para resolver un problema de una cicatriz dolorosa. Sin embargo, la verdad es que el extremo sufrió un accidente cuando estaba de vacaciones hace dos años. Pisó un cristal y tuvo una herida profunda en la planta del pie.
Según Ernesto Valverde, tenía molestias y después de jugar la final de la Copa se le hizo una resonancia que arrojó que tenía todavía un trozo metido en la planta porque cuando le cosieron se lo dejaron dentro.
El entrenador confesó que su jugador le había dado permiso para contar la historia, una historia que, sin duda, merecía ser contada.
Es increíble que Iñaki Williams haya podido llevar una vida normal y seguir jugando al fútbol con un cristal incrustado en su pie durante dos años. Esta historia es un ejemplo más de la capacidad de superación y resistencia de los deportistas de élite.
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