La trágica espiral de abuso y opresión: la lucha contra la violencia machista y la dependencia emocional
En un mundo donde la igualdad de género sigue siendo un objetivo lejano, la violencia machista y la dependencia emocional siguen siendo flagelos que afectan a millones de personas en todo el mundo. La opresión y el abuso se han convertido en una trágica espiral que atrapa a las víctimas en un círculo de miedo, sumisión y desesperanza. Sin embargo, hay una luz al final del túnel. La lucha contra la violencia machista y la concienciación sobre la dependencia emocional están ganando fuerza, y es hora de unirnos para romper el silencio y reivindicar los derechos de las víctimas.
La trágica espiral de opresión: víctimas de violencia machista y dependencia emocional
La violencia machista contra mujeres dependientes y víctimas que atienden a un maltratador enfermo son dos de las casuísticas más complejas para salir del maltrato. La dependencia, la discapacidad, la enfermedad mental y la tercera edad constituyen situaciones de extrema vulnerabilidad en la violencia de género.
La difícil detección de la violencia
Las víctimas están más aisladas y normalizan el maltrato, carecen de autonomía y muchas veces su única alternativa es estar a expensas de sus agresores. Son muchos los factores que dificultan la detección de la violencia y que puedan pedir ayuda: el maltratador siempre está presente, no existe autoconciencia de ser víctimas, no disponen de medios económicos ni alternativas de futuro, se produce una banalización de las violencias en ocasiones incluso por parte de sus familias.
La psicóloga clínica Cintia Vanesa Tiano Marano, que trabaja en un proyecto de Cruz Roja en Castellón, explica que justificar la violencia con una causa externa es un mecanismo de defensa. «Como él está enfermo es aún más complejo poder desnaturalizar el hecho de que yo estoy sufriendo maltrato, va de perlas que esté enfermo porque me permite justificar que estoy sufriendo maltrato. Vemos que se repite el mecanismo de justificación, '¿cómo lo voy a denunciar, si está enfermo?'».
La dependencia y la tercera edad
La dependencia suele estar asociada con la tercera edad, y las víctimas de violencia de género mayores presentan historiales de décadas de maltrato de hasta 40 y 50 años. En un diagnóstico que elaboró el Ayuntamiento de Madrid sobre este maltrato en mujeres mayores de 60, se descubrió que ser cuidadora o ser cuidada por el agresor es una de las causas que mantienen a las víctimas en los hogares violentos. También la dependencia económica.
La respuesta de las instituciones
La Fiscalía General del Estado ha mostrado su preocupación por estos casos. En el último Seminario de Fiscales Delegadas/os de Violencia sobre la Mujer, presidido por la fiscal de Sala Teresa Peramato, se instó a actuar para dar una respuesta rápida a los casos en los que el maltratador es el único cuidador de la víctima o a la inversa.
La intervención de la oficina de atención a las víctimas y de los servicios sociales comunitarios es crucial, según el Ministerio Público, que pedía la puesta en marcha en las comunidades autónomas y ayuntamientos de protocolos de coordinación con los órganos judiciales, la Fiscalía y los centros sociosanitarios «a efectos de dar una respuesta rápida y eficaz» a estas situaciones.
El caso de Laura Plaza
Un alto grado de dependencia o una enfermedad terminal aumentan de forma exponencial el grado de riesgo al que están expuestas las víctimas, pudiendo llegar a ser letal. Así sucedió con Laura Plaza, asesinada en enero de 2021 en Madrid: tenía 82 años, era dependiente y estaba a cargo de quien terminó siendo su asesino.
Tras analizar su asesinato, el comité de crisis del Ayuntamiento detectó que ni los servicios sociales ni los servicios sanitarios habían hablado con la víctima, la interlocución siempre había sido con el agresor-cuidador. De ahí salió la directriz de «mantener contacto directo con la persona vulnerable y sin la presencia de terceros que puedan condicionar sus verbalizaciones».
Además, se ha puesto en marcha una unidad móvil «para poder llegar a las mujeres que estaban en una situación de violencia y que por razones de edad, movilidad o dependencia no podían acercarse» al recurso de atención a las víctimas.
Deja una respuesta