- La vuelta al cole y la maternidad, un doble reto: sensaciones encontradas y desafíos cotidianos para las madres
- El fin del verano y el regreso a la rutina
- La ambivalencia de la maternidad
- La culpa y la sensación de insuficiencia
- Aceptar la complejidad de la maternidad
- No existen las madres perfectas
- La lección más valiosa
La vuelta al cole y la maternidad, un doble reto: sensaciones encontradas y desafíos cotidianos para las madres
Con el regreso a las clases, muchas madres se enfrentan a un doble desafío: por un lado, la vuelta a la rutina escolar de sus hijos y, por otro, la maternidad, que conlleva una serie de responsabilidades y cuidados específicos. La vuelta al cole supone un cambio brusco en la rutina familiar, lo que puede generar sensaciones encontradas en las madres, que deben equilibrar la atención a sus hijos con la organización del hogar y, en muchos casos, con la reincorporación al mercado laboral. En este sentido, la maternidad se convierte en un reto cotidiano, que requiere flexibilidad, paciencia y capacidad de adaptación.
La vuelta al cole: un reto emocional y cotidiano para las madres
El fin del verano y el regreso a la rutina
Antes de que los pasillos de los supermercados se llenen de mochilas y cuadernos anunciando el inminente regreso a las aulas, las madres ya hemos empezado a experimentar ese cóctel de emociones que acompaña al fin del verano.
Series como Modern Family o Big Little Lies han retratado con humor y drama estas escenas tan familiares: padres exhaustos celebrando en secreto el regreso a la rutina, mientras sus retoños arrastran los pies hacia el autobús escolar.
La ambivalencia de la maternidad
La vuelta al cole es ese momento del año que despierta sentimientos ambivalentes en el mundo interior de toda madre. Por un lado, el alivio de recuperar cierta normalidad después de semanas de campamentos improvisados en el salón, malabares y horarios caóticos. Por otro, la nostalgia de los días perezosos de verano y la ansiedad ante los nuevos retos que traerá el curso.
Somos la generación de madres más informadas y, paradójicamente, más exigentes y cuestionadas de la historia. Nos debatimos entre la alegría de ver crecer a nuestros hijos y el miedo a no estar a la altura de las expectativas, las suyas y las nuestras.
La culpa y la sensación de insuficiencia
¿Estará nuestra criatura preparada para el cambio de ciclo? ¿Conseguiremos mantener el equilibrio entre deberes, actividades extraescolares y tiempo en familia? ¿Hago lo suficiente por pasar tiempo con él?
Y entonces nos asalta la culpa y la sensación de insuficiencia, de no llegar a todo. Cuando la pregunta más saludable sería: ¿Hago todo lo que puedo? y sobre todo, ¿tengo otra opción?
Aceptar la complejidad de la maternidad
La maternidad es aceptar el torbellino emocional que la envuelve. Como con todo lo importante, experimentamos sensaciones aparentemente contradictorias, pero no son más que el reflejo de la complejidad de nuestras experiencias y vínculos.
Las 'vueltas al cole' que nos han tocado se envuelven de un contexto social complejo. Madres que intentan conciliar trabajo remunerado, hogar, vida propia y crianza en un mundo que exige cada vez más excelencia en todos los ámbitos.
No existen las madres perfectas
No es de extrañar que proliferen en redes sociales los contenidos de supermamás y los cursos online para gestionar el estrés parental. El sistema, siempre atento, nos ofrece soluciones empaquetadas con recetas generales para los dilemas maternos.
Pero en medio de este torbellino de emociones y preparativos, quizás lo más importante sea recordar que no existe la madre perfecta. Que esos momentos de duda, de cansancio o incluso de alivio al dejar a los niños en el colegio, son igual de válidos y conviven con los de orgullo y ternura.
La lección más valiosa
Al final, mientras vemos a nuestros hijos entrar por la puerta del colegio con sus mochilas nuevas, quizás la lección más valiosa sea aceptar que esta mezcla de sentimientos encontrados es, precisamente, lo que nos hace humanas y 'buenas madres'. Que en el fondo, lo que nuestros hijos necesitan no es una madre constantemente feliz y perfecta, sino una que los quiera incondicionalmente, con su estrés, sus dudas, aciertos y errores.
Sé compasiva contigo misma, esa es la mejor referencia para nuestras criaturas.
Si necesitas más información y acompañamiento en tu maternidad, sígueme en @alicia.natalmente.
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