¿Por qué suenan mis tripas y qué puedo hacer para aliviar el dolor? Una nutricionista explica las causas y los remedios naturales

¿Por qué suenan mis tripas y qué puedo hacer para aliviar el dolor? Una nutricionista explica las causas y los remedios naturales

El ruido intestinal es un fenómeno común que causa inquietud y malestar en muchas personas. Sin embargo, a menudo se ignora o se minimiza, ya que se considera un problema normal o inevitable. Pero, ¿qué causa realmente ese ruido en el abdomen? ¿Es un síntoma de algo más grave o simplemente un problema de digestión? En este artículo, una nutricionista experta nos revela las causas principales detrás de este fenómeno y nos ofrece soluciones naturales para aliviar el dolor y encontrar un alivio duradero.

¿Sonidos en el estómago? Entérate de las causas y soluciones para un trato digestivo saludable

El ruido que producen nuestras tripas, conocido científicamente como borborigmos, es un fenómeno que todos hemos experimentado en algún momento. Pero, ¿por qué ocurre y qué podemos hacer para evitarlo? La dietista-nutricionista especialista en patologías digestivas y hormonales, Marta Guzmán, nos ofrece una explicación detallada y algunas soluciones prácticas.

¿Por qué suenan las tripas?

Los sonidos en nuestras tripas pueden tener dos causas principales: el hambre o el movimiento de alimentos a través del sistema digestivo.

Hambre: Cuando tenemos hambre, el cerebro envía señales al estómago, provocando contracciones en los intestinos, que son huecos. Este proceso genera los borborigmos, una señal de que tenemos hambre fisiológica, explica Marta Guzmán. Este tipo de hambre es distinto del deseo de comer por aburrimiento o ansiedad.

Peristaltismo: Después de comer, los sonidos de las tripas continúan debido al peristaltismo, las contracciones musculares que mueven los alimentos y líquidos a través del sistema digestivo. Este proceso puede estar acompañado de gases, lo que aumenta el ruido intestinal. Guzmán señala que un exceso de gases puede indicar que nuestros intestinos no están bien, ya que hay mayor fermentación de algunos alimentos. Este fenómeno puede deberse a alguna patología o intolerancia alimentaria.

¿Cómo disminuir el sonido de las tripas?

Si el ruido se debe al hambre, la solución es simple: comer. Sin embargo, a veces confundimos el hambre con la sed, así que beber agua puede ser suficiente para calmar los borborigmos.

En el caso de un exceso de gases, Guzmán recomienda algunas pautas para reducir la hinchazón y el ruido intestinal:

• Comer despacio y masticar bien: Comer rápidamente puede hacer que ingiramos más aire, lo que contribuye a la producción de gases.
• Evitar bebidas gaseosas: Refrescos y cervezas pueden aumentar el contenido de gas en el tracto digestivo.
• Evitar comidas copiosas: Grandes cantidades de alimentos pueden hacer que las digestiones sean más pesadas, generando más flatulencias.
• Reducir el consumo de azúcar y grasas de baja calidad: Estos alimentos pueden aumentar la fermentación en los intestinos.
• Considerar el tipo de fibra: Algunos alimentos, como las legumbres y las crucíferas (brócoli, coles), son conocidos por producir más gases. Guzmán recomienda comer legumbres sin piel y añadir comino, y cocinar bien las crucíferas para reducir su efecto.
• No abusar de chicles y caramelos: Contienen sorbitol, un azúcar con efecto laxante.

Si a pesar de seguir estas recomendaciones, continúas teniendo muchos gases, dolor abdominal, digestiones pesadas, diarrea o estreñimiento, podría tratarse de una intolerancia a la lactosa o a la fructosa. También podría ser indicativo de alguna patología intestinal como celiaquía, sobrecrecimiento bacteriano, o infecciones por parásitos o bacterias. En estos casos, es crucial buscar la valoración de un médico y un nutricionista para aplicar un tratamiento adecuado.

Aunque el sonido de las tripas es un fenómeno normal, existen formas de minimizarlo y evitar las molestias asociadas. Un manejo adecuado de la alimentación y una evaluación profesional pueden ayudar a identificar y tratar las causas subyacentes, concluye Marta Guzmán.

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