Tales de la Corte Real

Tales de la Corte Real

En el corazón de la nobleza española, una nueva serie de televisión está revolucionando la forma en que conocemos la historia real. Tales de la Corte Real nos transporta a la España del siglo XVI, donde la intriga, la pasión y la ambición se entrelazan en la corte real de los Reyes Católicos. Con un elenco de actores de renombre y una producción de alta calidad, esta serie nos ofrece una visión fidedigna de la vida en el palacio, desde los secretos de estado hasta los escándalos de la nobleza. No te pierdas esta oportunidad de viajar en el tiempo y descubrir los Tales de la Corte Real, una serie que promete dejar sin aliento a los amantes de la historia y la ficción.

La lentitud en la construcción y la prisa en la celebración: la paradoja de la Corte Real

Los últimos acontecimientos y noticias que ofrece nuestro ayuntamiento con el plan de actuación sobre la ciudad parecen ir para largo, no hay prisas. Al teatro del parque le queda como mínimo un par de años para que veamos una actuación veraniega y al fresquito. El polideportivo del Portillo no estará listo antes de que transcurra un trineo, poniendo mucho empeño, sin bulla. La Facultad de Magisterio o el hotel de Valcárcel, ya se verá al final que ubican allí, tardarán más de un lustro en que veamos a profesores y alumnos o huéspedes y empleados del hotel trabajar en sendas instalaciones.

Al hospital nuevo, para verlo en funcionamiento habrá que esperar al menos una década o más, es decir, que estarán trabajando como personal futuro, personas que hoy día no han empezado aún la carrera de medicina o enfermería, una cosa rapidita. El hotel de la punta, la conexión muelle-ciudad, los cientos de viviendas asequibles, el colegio mayor de la escuela náutica, el aparcamiento gigantesco del muelle, el mercado gastronómico de Renfe, el solar de la antigua subdelegación y los cientos de empresas que se instalarán en la zona Franca lo harán de forma tan paulatina y pausada que la mayoría que lea esto y yo mismo no estaremos para contarlo, todo a ritmo de tortuga, sin rapideces.

La otra cara de la moneda

Sin embargo, nuestra delegación de fiestas del mismo consistorio va a un ritmo trepidante. Ya sabemos quién será el pregonero, quién será el encargado de representar al dios Momo, cómo serán las luces ornamentales en carnaval y en pocos días hasta cuál será el cartel elegido para anunciar nuestra semana grande. Aquí parece que hay mucha prisa o siendo positivos, que tal vez nuestra concejala y su equipo son tan diligentes como eficaces.

Realizar las cosas con tiempo está muy bien, lo que ocurre es que no estamos acostumbrados a que se hagan así. Nos da un pequeño reparo creer que es por la buena diligencia de nuestros políticos ya que la fama que los precede y la que criaron algunas concejalías, dejan mucho que desear.

Preparar las cosas con tanta antelación me parece excelente, pero también esto da el pensar que se están haciendo un poco a la ligera. Más que a la ligera parece como si no se hubieran meditado ni estudiado al detalle. El pregonero, el dios Momo y hasta los carteles propuestos para anunciar la fiesta dan el sentimiento que no están al gusto de muchos paisanos nuestros o al menos eso se palpa en los mentideros gaditanos y en muchas personas relacionadas con la fiesta, entre ellos un servidor.

Sin ser nombramientos que clamen al rechazo, por la simpatía y cercanía que desprenden las personas elegidas, se siente y da la impresión que existía en cierta manera otras y mejores opciones para realizar dichos encargos. Parece que todo se está preparando con mucha premura como si no hubiese un mañana. Las prisas no son buenas consejeras que decía un compañero de trabajo cuando las labores nos sobrepasaban en la jornada laboral, o si no como decía un antiguo cuarteto; no por mucho madrugar abre antes el Nicanor.

Un sabor agridulce es el que nos deja tanta premura en la toma de esas decisiones, tal vez por la falta de costumbre al saber que siempre las cosas de palacio van despacio, pero quizás porque suenan más a cumplir el expediente para salir del paso, que al trabajo bien hecho.