Tengo un hijo que ve porno. ¿Debo preocuparme? ¿Cómo abordar este tema con él?
La exposición a contenido pornográfico en la infancia y adolescencia es un tema delicado que preocupa a muchos padres y madres en todo el mundo. La accesibilidad de internet y las redes sociales ha facilitado el acceso a este tipo de contenido, lo que puede generar inquietud y preocupación en los progenitores. Sin embargo, es fundamental abordar este tema de manera objetiva y constructiva, ya que la comunicación abierta y honesta es clave para ayudar a nuestros hijos a desarrollar una visión saludable de la sexualidad y las relaciones interpersonales. En este artículo, exploraremos las posibles consecuencias de la exposición a porno en la infancia y adolescencia, y ofreceremos consejos prácticos para abordar este tema con nuestros hijos.
La verdad sobre el porno infantil: ¿qué hacer cuando tus hijos ven contenido inapropiado?
Es un secreto a voces que los niños de hoy en día tienen acceso a dispositivos móviles desde muy temprana edad. Sin embargo, esta accesibilidad puede llevar a que los menores vean contenidos inapropiados para su edad, como lo demuestra el último estudio de la Fundación FAD Juventud.
Según este estudio, seis de cada 10 adolescentes españoles ven pornografía de forma frecuente, y la edad de inicio de este consumo se encuentra entre los 8 y 12 años. Sin embargo, nueve de cada 10 padres desconocen que sus hijos e hijas ven porno.
¿Es normal que mis hijos vean porno a edades tan tempranas?
Los expertos advierten del peligro de consumir pornografía a edades tan tempranas, no solo por la necesidad de satisfacer su curiosidad, sino por su alto contenido de imágenes agresivas, que pueden acabar siendo su único referente, distorsionado, en sus relaciones sexuales.
El doctor en Psicología y sexólogo, José Luis García, aboga por que los padres hablen abiertamente con sus hijos, con empatía y sin juzgarlos, porque todos los niños necesitan conocer una serie de hechos sexuales básicos, mínimos, para comprender su cuerpo, su desarrollo, sus sensaciones, emociones y sentimientos.
El silencio, la ignorancia, no traen más que problemas sexuales, y si los progenitores no responden a estas preguntas irán a buscarlas fuera, advierte García.
El experto también advierte del riesgo de que los niños aprendan de un entorno con posturas imposibles, donde no hay besos, seducción ni ternura y el condón es invisible, lo cual relaciona con el repunte de las enfermedades de transmisión sexual.
Pero el mensaje más perverso, advierte, es el de la mujer sometida a los deseos del hombre, sugiriendo que la violencia sexual es erótica, que el chico debe ejercerla sobre la chica y a ella le gusta que la vejen, humillen y maltraten.
El peligro de la adicción al porno
Otro de los estudiosos de este asunto, el director del Observatorio para el uso saludable de la tecnología EducaLIKE, Guillermo Cánovas, advierte de los efectos de la adicción al porno, equiparable a otras como al móvil o los videojuegos.
Todas ellas tienen en común la sobreestimulación: Llega un momento en el que el bombardeo de estímulos que reciben es tal que desarrollan tolerancia y aumentan la dosis. En el caso del porno, advierte Cánovas, no solo aumentan la cantidad de consumo o el tiempo dedicado a ello, sino también el nivel de intensidad de los estímulos.
José Luis García es contundente sobre este asunto: Antes de darse un beso, de haber hecho la más mínima aproximación de seducción, los chavales ya están hartos de ver porno violento.
Por su parte, Cánovas aboga por afrontar el creciente consumo de la pornografía entre menores, que por supuesto va a ir a más, desde la educación y la legislación. Tenemos un problema desde hace muchos años, que es que no conseguimos que la industria de internet tenga que cumplir las mismas leyes que las que están fuera. No se les exige realmente un sistema de verificación de la edad para acceder a determinados contenidos.
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