Títular de noticia: Empleados de comercio y hostelería consideran difícil aplicar la rebaja de la jornada laboral a 37,5 horas: Sin control no será ef

Títular de noticia: Empleados de comercio y hostelería consideran difícil aplicar la rebaja de la jornada laboral a 37,5 horas: Sin control no será eficaz

La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, una medida impulsada por el gobierno para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, se enfrenta a una importante dificultad de aplicación en el sector del comercio y la hostelería. Según los empleados de estas industrias, la falta de control y la ausencia de mecanismos de seguimiento hace que esta medida sea ineficaz en la práctica. La implementación de esta reducción horaria supone un reto para los empresarios y trabajadores, que deben adaptarse a nuevos horarios y turnos, y encontrar formas de mantener la productividad y la eficiencia en el trabajo.

Trabajadores de comercio y hostelería cuestionan la eficacia de la rebaja de jornada laboral a 37,5 horas

En la puerta de un comercio de pinturas y material de reformas de la calle Áncora, en Madrid, Florian Bucur, de 52 años, toma un respiro de su trabajo como dependiente y expresa sus dudas sobre la previsible reducción de la jornada laboral máxima de 40 horas a 37,5 semanales. ¿Qué opino? Que vamos a seguir trabajando las 40 horas, pero que el pico que nos quitarán, cuando eso pase, nos lo tendrá que pagar la empresa como horas extras, ¿no?.

Empresarios y sindicatos en desacuerdo sobre la reducción de la jornada laboral máxima

El Ministerio de Trabajo se encuentra en una situación difícil para implementar la reforma que elevará al Parlamento, ya que no cuenta con el apoyo de los empresarios, con cuyos representantes se viene reuniendo periódicamente desde enero. La patronal no ve con buenos ojos la rebaja y cuestiona la eficacia de la medida.

Trabajadores de la calle expresan sus dudas sobre la aplicación efectiva de la jornada laboral reducida

En una encuesta callejera, varios trabajadores expresaron sus dudas sobre la aplicación efectiva de la jornada laboral reducida. Un joven empleado de una inmobiliaria señaló que en este sector no se puede hacer de otra manera y que no quiero hablar del Gobierno, pero parece que lo que quieren es crear un país de vagos.

Otro trabajador, Sergio, de 45 años, aplaudió la previsible llegada de la jornada de 37,5 horas, pero destacó que el problema está en los salarios. Si no, ya ves, tengo que hacer esto: coger dos trabajos para llegar a fin de mes, que hay que pagar hipoteca, coche.

La reducción de la jornada laboral máxima: una reforma controvertida entre empleados y empresarios

La falta de horas de un trabajo que venga acompañado de un salario digno salió varias veces en las conversaciones con transeúntes en este paseo por el centro de Madrid. Varias mujeres, que declinan ser fotografiadas para esta encuesta exprés, afirman que trabajando parcialmente, o por horas, no ven en qué les compensa la reducción a 37,5 horas, ni se lo han planteado.

Por otro lado, algunos funcionarios sonríen porque a ellos no les afectará una reducción de jornada que ya tienen. Dos de ellos, profesores, expresan que les parece bien que el sector privado se vaya equiparando al de los empleados públicos y que el Gobierno actúe, sobre todo en aquellos sectores donde resulta más difícil alcanzar acuerdos vía la negociación colectiva.

La dueña de una ortopedia, Raquel, ataviada con bata blanca, dice que reducirá la jornada a lo que la marque la ley. Lo veo bien, los comercios con la libertad de horarios no respetan la conciliación, pero yo sí quiero dar ejemplo. Tendré que compensar las dos horas y media probablemente trabajando yo, pero 2,5 horas y teniendo un solo empleado, yo no lo veo tan complicado.

Frente a ella, Emi, que atiende un comercio de diseño de cocinas, no ve la manera de encajar todas sus tareas laborales en una jornada de tan solo 37,5 horas. Si aquí se hacen 50, 60 y 80 horas. Si queremos vivir yo no puedo decirle a un cliente que cierro a las siete y media de la tarde, porque entonces solo los almacenes que funcionan a turnos de la mañana a la noche podrán sobrevivir.

Mónica, una firme defensora de la rebaja, cree que es bueno bajar la jornada para un mejor reparto del tiempo. Mira, la jornada de 40 horas se estableció cuando en las parejas uno trabajaba y otro se quedaba en casa. Ahora, con los dos trabajando, la casa y la familia son difíciles de llevar. Un poco de tiempo de los dos facilitará el equilibrio.

Teresa y Jorge, los padres de Alba, una niña de dos años, consideran que la reducción de la jornada a 37,5 horas les permitirá, en lo personal, criar a Alba, como ya hacemos, pero con un poco más de holgura. Califican de muy buena la iniciativa, pero si se aplica como se tiene que aplicar, controlando el horario que se hace realmente.