Un centenar de arandinos sufren soledad no deseada
En un estudio reciente, se ha revelado que más de 100 residentes de la localidad de Aranda de Duero, en la provincia de Burgos, padecen de soledad no deseada. Esta situación, que afecta a personas de todas las edades, se ha convertido en un problema social que requiere atención urgente. La soledad no deseada no solo tiene consecuencias negativas en la salud mental y física de los individuos, sino que también puede afectar la cohesión social y la calidad de vida en general. Es fundamental que las autoridades y la sociedad civil trabajen juntas para abordar esta problemática y encontrar soluciones efectivas para combatir la soledad y mejorar la calidad de vida de los arandinos.
La soledad no deseada, un fenómeno creciente en Aranda y la Ribera del Duero
La soledad no deseada es un problema que crece en silencio en Aranda y la Ribera del Duero, donde se estima que alrededor de un centenar de personas sufren este problema de primera magnitud, según definen en Cruz Roja.
Según detallan desde la ONG, se ha producido un incremento de las situaciones de aislamiento involuntario y desconexión emocional en los últimos años, a raíz de la pandemia que puso el mundo patas arriba. Antes del covid, en la sede que Cruz Roja tiene en la capital ribereña ya habían detectado un aumento de los niveles de soledad no deseada, especialmente en personas mayores.
Un problema que no tiene edad
Las trabajadoras sociales de Cruz Roja, Sara Martín Díez y Noelia Martín Nuño, aseguran que la soledad emocional o social no es exclusiva de la vejez, aunque en esta etapa se producen cambios muy relevantes que pueden incrementar estos sentimientos. Por ejemplo, la jubilación, una enfermedad o la disminución de las redes sociales.
Además, remarcan que este problema también impacta de lleno en mujeres en dificultad social, como las víctimas de la violencia de género, migrantes, refugiados, jóvenes, personas con discapacidad o quienes sufren enfermedades crónicas. La soledad puede llegar en cualquier instante. No tiene edad, ni género, ni color, ni siquiera tiene que ver necesariamente con vivir solo. Podemos estar rodeados de personas, de familia, y, sin embargo, sentir soledad, apunta Martín.
Programas para combatir la soledad
Ante estas circunstancias, en la ONG desarrollan diversos programas para cubrir estas necesidades. Queremos que la gente sepa que estamos aquí, dicen las dos trabajadoras sociales, que realizan visitas de acompañamiento a domicilios, actividades de vida asociativa, atención telefónica, apoyo psicológico o voluntariado, entre otros.
Entre las herramientas que aplican destacan dos recursos. Por un lado, el servicio multicanal Te acompaña, que ofrece atención a través de un teléfono gratuito (900 444 111). Y, por otro, el proyecto Promoción de la Red Social y del Envejecimiento Saludable, que responde entre otros al objetivo de paliar la soledad no deseada en personas mayores, con especial hincapié en quienes tienen más de 65 años y también en quienes viven en las zonas rurales.
Además, Martín Díez y Martín Nuño subrayan que cuentan con un marco de atención a los usuarios que les permite centrarse en cada persona y ofrecer un acompañamiento integral. Todo ello en un momento en el que los cambios en los estilos de vida y en las prioridades de nuestra sociedad están haciendo que el sentimiento de soledad esté aumentando, como añaden.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hay cerca de cinco millones y medio de personas que viven solas en España, lo que representa el 28% de los hogares.
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