La comunidad científica ha lanzado una grave alerta sobre la situación del agua en Europa, advirtiendo que el continente se enfrenta a una crisis del agua sin precedentes. Según los expertos, la combinación de factores como el cambio climático, la sobreexplotación de los recursos hídricos y la falta de políticas efectivas de gestión del agua han llevado a una situación crítica que pone en riesgo la seguridad hídrica de la región. La urgencia de la situación exige una respuesta inmediata y coordinada de los gobiernos y la sociedad civil para prevenir una catástrofe ecológica y social de gran magnitud.
Crisis del agua en Europa: un desafío para la supervivencia
La creciente demanda de agua, la competencia entre sectores como el energético o la agricultura y el recrudecimiento de la aridez, las sequías o las inundaciones están sometiendo a una presión alarmante a ese recurso esencial para la vida y el desarrollo económico, especialmente en el sur de Europa.
Aunque actuemos ahora, será difícil esquivar las peores consecuencias, avisa un científico del Centro de Investigación Conjunta de la Unión Europea (JRC) de Ispra.
La situación es crítica
Las conversaciones con expertos en tratamiento de aguas residuales o doctores dedicados a generar proyecciones matemáticas sobre desastres climáticos, se percibe una sensación de urgencia para limitar los impactos del cambio climático en Europa, la región del planeta que más rápido se calienta.
El 38 % de la población de la UE estaba afectada por escasez de agua en 2019, antes incluso de la histórica sequía que aún azota parte de la UE. Los últimos datos del Observatorio Europeo de la Sequía indican que el 16,4 % del territorio de la Unión Europea se encontraba a inicios de mayo en situación de calentamiento y el 1,9 % en alerta, con especial incidencia en la costa mediterránea española.
Consecuencias económicas
Las sequías tienen un efecto cascada en distintos sectores y servicios económicos incluso si se producen fuera de Europa, pues afectan a los mercados de materias primas.
Soluciones
La clave es la prevención y la adaptación, y la amplitud de miras. No vale con mirar sólo la Política Agraria Común. No se deben buscar soluciones para un solo sector, sino que el enfoque tiene que ser multisectorial.
Desde adaptar los cultivos y las actividades económicas hasta instalar desaladoras para acomodarse a un contexto cada vez más seco, hay buenas oportunidades y posibilidades, pero hay necesidad de actuar.
Es una buena noticia que la concienciación sobre la escasez de agua ha avanzado mucho en los últimos dos años, y que la Alianza Global para la Resiliencia a la Sequía impulsada por España y Senegal ya cuenta con 28 organizaciones internacionales y 37 países.
La próxima conferencia de expertos en medioambiente centrada en el agua, que se celebrará la próxima semana en Bruselas, será una oportunidad para abordar este tema de manera global.
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