El dramático momento en el que varios esquiadores quedaron atrapados en un telesilla, siendo zarandeados por vientos de casi 100 km/h, ha generado conmoción y preocupación en el mundo del deporte de invierno. La situación de riesgo extremo en la que se encontraron estos deportistas mientras practicaban su pasión en las alturas ha puesto de manifiesto la importancia de la seguridad en este tipo de actividades. Los testimonios impactantes de quienes vivieron este suceso ponen de relieve la valentía y el esfuerzo conjunto que se requirió para lograr salvar vidas en medio de condiciones climáticas adversas. Es imperativo reflexionar sobre las medidas de prevención y protección que deben implementarse para evitar incidentes de esta naturaleza en el futuro.
Esquiadores atrapados en telesilla zarandeados por vientos de 100 km/h en Cervino
El tiempo durante esta Semana Santa está siendo desapacible en toda Europa, y se han producido numerosos sucesos derivados del temporal. En Italia, varios esquiadores sufrieron un rato de pesadilla al quedar atrapados en un telesilla en plena ventisca.
Las imágenes fueron captadas en la estación de esquí de Cervino, y en ellas se ve cómo los telesillas se zarandean con violencia ante los fuertes vientos, que alcanzaron los 100 kilómetros por hora.
Al menos cinco personas quedaron atrapadas en el aire durante el suceso y diez sillas resultaron dañadas, por lo que tuvieron que ser retiradas del ascensor. Federico Maquignaz, presidente de la estación Cervino, declaró a The Sun: Violentas e imprevisibles ráfagas de viento azotaron la ciudad, se desató una verdadera tormenta y el acceso al ascensor se cerró inmediatamente, mientras el telesilla seguía moviéndose para permitir el descenso de los pasajeros que aún hacían cola.
Debido al viento se produjo una avería en la línea, los técnicos se subieron a las torres para comprobar la situación y pusieron de nuevo en funcionamiento el telesilla, prosiguió. A muy baja velocidad y con la máxima precaución necesaria para estas operaciones, todos fueron llevados a la cima sin consecuencias ni para los esquiadores que quedaron varados, ni para los técnicos que intervinieron, continuó Maquignaz.
Desafortunadamente, se trata de situaciones extremas que no se pueden predecir y que nos recuerdan una vez más la imprevisibilidad de las montañas, concluyó el responsable.
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