La desmovilización ciudadana, un gran riesgo para las elecciones europeas

La desmovilización ciudadana, un gran riesgo para las elecciones europeas

En un contexto político cada vez más complejo, la desmovilización ciudadana se perfila como un obstáculo importante para el éxito de las elecciones europeas. La falta de interés y participación activa de los ciudadanos en el proceso electoral puede tener consecuencias graves para la democracia y la representación política. La indiferencia ciudadana puede llevar a una abstención masiva, lo que a su vez puede generar una crisis de legitimidad en los resultados electorales. Es fundamental que los ciudadanos tomen conciencia de la importancia de su participación en el proceso electoral y se comprometan a ejercer su derecho al voto.

La desmovilización ciudadana, un gran riesgo para las elecciones europeas

Con apenas una semana para que los ciudadanos con derecho a voto acudan a los colegios electorales y elijan su opción política en las elecciones europeas, la rueda electoral no para. En menos de dos años, los gaditanos han estado llamados a las urnas en cuatro ocasiones: las autonómicas de junio de 2022, las municipales del 28 de mayo de 2023, las generales de julio del mismo año y ahora estos comicios continentales.

El grado de polarización que experimenta la política actual hace que buena parte de la ciudadanía sienta hastío cuando escucha de forma repetida temas recurrentes. Sin duda, son imprescindibles por su gravedad, pero da la sensación de que más allá de ocasiones muy puntuales, la actividad política logra principalmente captar la mirada de quienes sienten verdadero interés por este ejercicio público. Por contra, eso desengancha paulatinamente a quien no ve mucho atractivo en estas cuestiones, diluyendo además la importancia de las campañas electorales, pues sienten que están permanentemente en el periodo previo a unos comicios, siendo cada votación una más.

Riesgo de abstención en las elecciones europeas: ¿un nuevo récord de baja participación?

Las elecciones al Parlamento Europeo suelen tener menos tirón que cualquier otra en el plano nacional, tal y como lo reflejan los datos estadísticos. A excepción de las últimas, de 2019, que coincidieron con las municipales y la participación rebasó por poco el 60 por ciento, en este siglo han estado siempre rondando el 45%, lo que contrasta con el 70% de las últimas generales, el 56% de las andaluzas de hace dos años en las que Juanma Moreno logró la mayoría absoluta o el 64% de las municipales de 2023.

Los partidos centran sus esfuerzos no solo en transmitir lo que hay en juego en el plano europeo y la repercusión que tienen las decisiones comunitarias en el día a día de la gente, sino que buscan que los ciudadanos se enteren de que el domingo 9 hay elecciones, algo que asumen que no todo el mundo conoce.

El consejero de presidencia de la Junta, Antonio Sanz, dijo en el acto de arranque de campaña del Partido Popular en Cádiz: «Si hoy preguntamos, hay una gran mayoría que aún no sabe que hay elecciones». Una idea que retomó también el alcalde de Cádiz, Bruno García, durante la visita de la candidata popular Dolors Montserrat a la ciudad el pasado lunes.

La importancia de explicar la relevancia de Europa

Las formaciones tienen la ardua tarea de explicar que Europa es importante para el gaditano, que generalmente ve a las instituciones continentales como algo intangible, muy alejado de su realidad. A diferencia de las municipales, las autonómicas o las generales, donde el conocimiento de las competencias y las responsabilidades es mayor y está más presente en las cosas cotidianas del ciudadano, en el caso europeo ese poder se disipa.

Por esa razón, estos días exponen que es allí donde se toman las decisiones sobre materias tangibles como las cuotas de captura de pesca, la Política Agraria Común o los cuantiosos fondos que van posteriormente destinados a sufragar inversiones que acaban beneficiando a las pequeñas localidades.

La lucha por los votos

En cualquier caso, los partidos aspiran a obtener buenos resultados independientemente de la participación. Y la mayor pugna la mantienen, al igual que en el plano nacional, socialistas y populares. El PSOE, con Teresa Ribera a la cabeza, expone que el crecimiento de la ultraderecha en Europa puede suponer un retroceso en derechos que se daban por supuesto y que por tanto tienen que seguir implementando la agenda de progreso. El PP, con la candidatura de Dolors Montserrat, asegura que es Europa el dique necesario para que en España se garantice el Estado de derecho tras la reciente aprobación de la ley de amnistía y que un buen resultado el 9 de julio podría ser el principio del fin del Gobierno de Pedro Sánchez.

Vox quiere sumarse a las buenas perspectivas de Le Pen y Meloni, mientras que Sumar centra su discurso en la ampliación de derechos y la sostenibilidad del continente. Podemos, que logró cinco eurodiputados en sus primeras europeas, busca no desaparecer e Irene Montero es su cabeza visible.

La desmovilización ciudadana y la fecha de las elecciones

Otro factor relevante a tener en cuenta respecto a la movilización es que la jornada electoral se celebra en puertas del verano, con una jornada previsiblemente muy propicia para ir a la playa, lo que genera desplazamientos de gente, también entre provincias, que opta por pasar un fin de semana de sol y mar.

Sabedores de ello, muchos electores han optado por solicitar el voto por correo y no tener que acudir el domingo al colegio electoral. Y es ahí donde ya se puede intuir el descenso en la participación, porque cerrado ya el plazo de solicitud, Correos ha recibido 632.000 peticiones, mientras que en las elecciones generales del 23 de julio de 2023, en pleno verano, lo hicieron 2,4 millones de personas. Es cierto que el contexto es muy diferente al de por aquel entonces y además la participación siempre es más alta en las generales, pero sirve como muestra de la desmovilización que puede reinar en estas europeas, pese a los esfuerzos de los partidos por transmitir la importancia de la cita.