La realidad de los contratos indefinidos fijos discontinuos en España
En España, uno de cada cuatro contratos indefinidos fijos discontinuos se encuentra en el sector de la hostelería, con un 23% en mayo. Le siguen las actividades artísticas y recreativas con un 21%, la agricultura con un 12,3% y la educación con un 12,23%.
En Cádiz, esta situación se agrava durante el verano, cuando el desembarco de turistas genera una mayor demanda en hoteles, hostales, apartamentos turísticos, restaurantes, bares y cafeterías. Estos establecimientos necesitan contratar más personal para poder atender el aumento de clientes.
La metodología del Gobierno y la difícil cuantificación
La metodología empleada por el Gobierno, que no cuenta como desempleados a aquellas personas con contrato indefinido fijo discontinuo que no esté trabajando, hace imposible cuantificar el número de personas que tienen este tipo de contratos, pero que durante varios meses no ejercen su profesión.
Historias humanas detrás de los contratos
Víctor, un trabajador en un hotel de Chiclana, cuenta su experiencia. «Esta es mi tercera temporada trabajando, llegué hace tres años para los últimos veinte días aproximadamente, el año pasado la hice entera y este año igual», señala.
Víctor trabaja entre los meses de marzo y octubre, y el resto de meses «estoy parado», pero con un contrato fijo discontinuo, pero en su caso, como el de otros muchos, no es considerado un desempleado, porque «tiene contrato», según la versión del Gobierno.
«La opción más lógica para estos meses es estar en el paro» durante los meses que no trabaja, ya que «encontrar algo fijo es complicado para estos meses». En su caso, «dedico este tiempo para estudiar alguna cosa» y reconoce que «hay gente a la que le interesa», pero tiene más inconvenientes que ventajas, sobre todo «no tener un salario durante todo el año».
A Víctor «me gustaría encontrar otra cosa, pero Cádiz no es un lugar para decir que voy a encontrar un trabajo en cualquier sitio».
Otras historias similares
José Luis, quien trabaja en un hotel en la capital gaditana, cuenta que «he tenido contratos de dos, tres o cuatro meses». «Ahora mismo estoy en el paro y buscándome la vida», pero asegura que «es complicado».
Muchas cadenas de restaurantes con diferentes sedes en la geografía andaluza, española y mundial utilizan este tipo de contratos con sus empleados. Es el caso de Marta, que trabaja en un restaurante en Tarifa. «A mí me llamaron para trabajar en Semana Santa, y luego he estado sin trabajar unas tres semanas, pero desde junio hasta finales de septiembre voy a estar trabajando sin descanso».
Una vez acabe el verano, «me han comentado que podría irme a otros restaurantes de la firma que no cierran en verano y trabajar», o «por el contrario puedo buscarme otra cosa y volver con ellos el año que viene». «No sé aún qué voy a hacer», sentencia.
Estas historias humanas ponen de manifiesto la complejidad y la incertidumbre que rodea a los contratos indefinidos fijos discontinuos en España.
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