La reciente noticia sobre la detención de una maestra en Milán por maltratar a niños de un año física y psicológicamente ha generado conmoción en la comunidad educativa y la sociedad en general. Este lamentable suceso pone de manifiesto la importancia de garantizar la integridad y el bienestar de los más vulnerables, especialmente en entornos educativos donde se supone que deberían estar seguros y protegidos. Las acusaciones de abuso infantil contra la maestra han despertado la indignación y la preocupación de padres, autoridades y ciudadanos por igual, quienes exigen una pronta y justa resolución de este caso. Es fundamental que se investigue a fondo y se tomen las medidas necesarias para prevenir que situaciones similares ocurran en el futuro y se asegure que los niños reciban el cuidado y la atención adecuada en sus primeros años de vida.
Maestra en Milán detenida por maltrato físico y psicológico a niños de un año
Una maestra de guardería de Milán se encuentra en arresto domiciliario por maltratar física y psicológicamente al menos a diez niños de un año e incluso de meses. Según se ha conocido, los insultaba y amenazaba, además de agredirlos con sacudidas violentas o atándoles los pies y las manos.
La orden de detención de la profesora se ejecutó hace unos días, tras ser acusada de un delito de malos tratos agravados a raíz de las indagaciones de la Policía, que ha constatado la existencia de episodios de este tipo desde 2022. La investigación comenzó a raíz de una denuncia contra la mujer, de 45 años y que trabajaba en la guardería desde 2008.
Esta fue presentada ante los servicios infantiles del Ayuntamiento de Milán por algunas de sus compañeras por una serie de conductas violentas repetidas a lo largo del tiempo en sus actividades cotidianas y una actitud de total negligencia, según han informado los medios locales.
Los niños sufrían a diario insultos, gritos y amenazas, al tiempo que la maestra llegaba a atar las manos y las piernas a la espalda de algunos de los menores para obligarlos a dormir, entre otras agresiones, según han revelado las microcámaras colocadas por los investigadores en el centro educativo en febrero. Las grabaciones permitieron también comprobar que les gritaba frases como duerme, malcriada y los sacudía con fuerza para que se durmieran, además de agarrarlos de un brazo para luego dejarlos caer y que se golpeasen la cara en el suelo, cubrirlos completamente con una manta u obligarlos a comer velozmente.
La jueza que ha emitido la orden de arresto domiciliario incide en la ausencia de momentos de empatía y el estado de ánimo que acompaña a la conducta, caracterizado por la constante aflicción y la ira.
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