Tiempos de ajuste y equilibrio en el sector vitivinícola: la industria del vino enfrenta desafíos y oportunidades

Tiempos de ajuste y equilibrio en el sector vitivinícola: la industria del vino enfrenta desafíos y oportunidades

En el actual panorama económico y ambiental, el sector vitivinícola se enfrenta a un escenario de ajuste y equilibrio, donde la sostenibilidad y la innovación se convierten en claves para asegurar el futuro de la industria del vino. La globalización y el cambio climático han generado desafíos sin precedentes para los productores de vino, quienes deben adaptarse a nuevas condiciones para mantener su competitividad en un mercado cada vez más competitivo. Sin embargo, estos desafíos también traen consigo oportunidades para aquellos que estén dispuestos a innovar y a mejorar sus prácticas. En este contexto, es fundamental analizar los principales retos y oportunidades que se presentan en el sector vitivinícola.

La industria del vino español lucha por encontrar el equilibrio entre producción y demanda

La interprofesional del sector vitivinícola española enfrenta desafíos y oportunidades para ajustar la oferta a la demanda, en un contexto en el que la producción y las ventas han experimentado un descenso en los últimos años. Ante esta situación, el Ministerio de Agricultura ha destinado 202 millones de euros para impulsar el sector vitivinícola y aumentar la competitividad.

Objetivos de la Intervención Sector Vitivinícola (ISV)

Producir menos y presentar una mayor oferta de variedades, calidad y precios que sean atractivos para los consumidores; potenciar, en definitiva, el consumo interior y las exportaciones son los objetivos más importantes contemplados en la denominada Intervención Sector Vitivinícola (ISV) del Ministerio de Agricultura.

Antecedentes

La ayuda al sector vitivinícola antes de la última reforma de la PAC se articulaba a través del Programa Nacional de Apoyo al Sector Vitivinícola (PASVE), vigente desde 2019 a 2023. La puesta en marcha de esta nueva iniciativa se produce cuando la interprofesional del sector acaba de cumplir, y celebrar además, el décimo aniversario de su constitución en un contexto en el que la realidad es que el sector registró una dura caída de ventas y que solo se ha logrado parar el ajuste con visos de mejora.

Producción y exportaciones

España, con una superficie de unas 930.000 hectáreas de viñedos, se mantiene entre los principales productores comunitarios, tras Francia e Italia. Los volúmenes anuales entre vino y mosto de los últimos años han oscilado entre los 32 millones de hectolitros de la campaña pasada -una de la más reducidas de la historia reciente- y los 46 millones de 2020, si bien se puede hablar de una media de 38 millones solo de vino y de 43 millones de vino y mosto.

Frente a esas cifras, la demanda interior ha pasado en los últimos cinco años de los 11 millones de hectolitros a unos 9,8 millones. Esta caída no es solo en España, sino que se repite en los mercados mundiales, donde se pasó de más de 230 a 221 millones de hectolitros con descenso en todos los grandes países consumidores como Estados Unidos, Alemania, Francia o Italia.

En lo que se refiere a las exportaciones, las ventas en el último año bajaron a 20,5 millones de hectolitros siguiendo la línea descendente de los últimos años y lejos del máximo de 27 millones. Hoy, de los 20,5 millones, más de 12 correspondieron a vinos a granel a un precio medio de 0,46 euros por litro; en los vinos envasados el precio se quedó en 2,70 euros por litro.

Iniciativas para ajustar la oferta y la demanda

Ante el riesgo de desajuste entre las producciones, la capacidad de producir y las necesidades de la demanda, desde la Administración central, comunidades autónomas y desde el propio sector agroalimentario (representado por los Consejos Reguladores) se han puesto en marcha diferentes iniciativas o estrategias, tanto en la parte de la producción en el campo como en la transformación, industrialización y comercialización.

Entre ellas cabe señalar la reciente asignación de 45,8 millones de euros para potenciar las ventas en terceros países. La Intervención Sectorial Vitivinícola contempla un presupuesto anual de 202 millones de euros hasta 2027 de los que, inicialmente, un 27,5% serán para promoción en terceros países, otro porcentaje igual para inversiones en las propias bodegas, un 30% para reestructuración y reconversión de viñedos y un 15% para destilaciones.

Medidas para lograr un mayor ajuste

Entre todo el conjunto de esas actuaciones y puntos de interés para lograr un mayor ajuste entre la oferta y la demanda y lograr además una actividad rentable para los viticultores, cabe señalar la medida por la que se contempla un máximo de producción por hectárea de 18.000 y 20.000 kilos de uva para vinificación en tintas y en blancas respectivamente, al margen de las mayores limitaciones que puedan fijar los consejos reguladores en función de sus políticas.

La cosecha en verde se plantea como una de las medidas más importantes para ajustar la producción a las necesidades de la demanda cada campaña y evitar la necesidad de aplicar otras acciones como la destilación. Pero además de ello, son de gran interés los procesos de reestructuración y reconversión para adaptar las posibilidades de oferta, tipos de vino, etc. a las demandas, respondiendo más a los gustos cambiantes de los consumidores teniendo en cuenta desde el tipo de uva a la elaboración en bodega.

En el objetivo de ajustar la oferta a la demanda y los niveles de consumo, un factor determinante es igualmente el precio de venta del producto final, tanto en la distribución como en la restauración y, sobre todo, en lo referente a las barras de los bares. La imagen negativa de la venta de alcohol afecta a la no incorporación de los jóvenes a su consumo moderado, pero mucho más negativos son los precios de venta en esa restauración donde se paga en muchos casos por una copa el precio de una botella.