En un contexto en el que la producción de vino ha experimentado un descenso notable, surge una interesante tendencia que promete mejorar la calidad de los caldos. La implementación de cubierta vegetal en los viñedos se posiciona como una estrategia innovadora que impacta de manera positiva en el proceso de cultivo de la vid. Esta medida no solo contribuye a una reducción en la producción, sino que también se traduce en una mejora significativa en la calidad del vino resultante. La sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente se convierten en pilares fundamentales de esta nueva práctica, que busca no solo mantener, sino potenciar la excelencia en la industria vitivinícola.
Impacto de la cubierta vegetal en la producción de vino
La práctica de las cubiertas vegetales ha despertado un gran interés en el viñedo, especialmente desde su incorporación a los ecorregímenes de la PAC, pero también ha generado muchas interrogantes entre los viticultores. Sergio Ibáñez, investigador del Instituto de las Ciencias de la Vid y el Vino de La Rioja, lleva casi dos décadas investigando esta técnica de cultivo.
En cuanto al impacto de la cubierta vegetal en la producción vinícola, se ha observado una reducción significativa en los viñedos de secano. A nivel global, se estima una disminución de entre el 20% y el 25% en la cosecha de secano, mientras que en viñedos de regadío con técnicas de riego moderado enfocado a la maduración de la uva, la producción apenas se ve alterada.
Además, se ha comprobado que la cubierta vegetal también provoca una reducción en el vigor de la planta, siendo este descenso de alrededor del 25% al 40%. Sin embargo, se destaca que esta técnica no afecta tanto al vigor de las hojas principales como al crecimiento secundario, lo cual puede resultar beneficioso al reducir la necesidad de prácticas tradicionales como el desniete o el deshojado.
Efectos positivos en la calidad del vino
A pesar de las reducciones en producción y vigor, la cubierta vegetal puede tener efectos positivos en la calidad de la uva. La disminución del rendimiento conlleva una relación directa con el tamaño de la baya, que resulta menor. Esto se traduce en una mayor proporción de hollejo respecto a la pulpa, lo cual influye positivamente en los componentes polifenólicos del vino.
Estudios han demostrado que los vinos obtenidos de parcelas con cubierta vegetal presentan un incremento del 20% al 30% en polifenoles y antocianos en comparación con aquellas sometidas a laboreo tradicional. Estas diferencias se reflejan en una mayor estructura, complejidad y cuerpo en los vinos obtenidos de viñedos con cubierta vegetal.
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