El reciente Baile de la Rosa, evento anual que reúne a la alta sociedad en Mónaco, ha sido objeto de intensas críticas y elogios debido a la presencia de destacadas figuras como Ágatha Ruiz de la Prada y Charlene de Mónaco. La extravagancia y el glamour característicos de esta velada se vieron reflejados en los atuendos y comportamientos de los asistentes, generando una amplia controversia en la opinión pública. Desde desaciertos en la elección de vestimenta hasta aciertos en la elegancia y sofisticación, el Baile de la Rosa más excéntrico ha dejado una huella imborrable en la memoria de quienes presenciaron este evento de renombre internacional.
Errores y aciertos de las invitadas al Baile de la Rosa más excéntrico en Mónaco
Mónaco ha vuelto a vestirse de gala en una de sus noches más especiales y festivas de la agenda social oficial para celebrar el Baile de la Rosa más excéntrico hasta la fecha. La temática escogida han sido las fiestas 'disco' de los años 70 y 80 y el 'dress code' exigido a sus invitadas debía estar a la altura sin perder la elegancia. Antes de repasar los errores y aciertos de los nombres más sonados te adelantamos que verás brillos, lamé y peinados que te despertarán la nostalgia por aquellas décadas.
Del glamour al desacierto: las destacadas en el Baile de la Rosa
Con un mono muy disco de escote V y bajo acampanado, la princesa Charléne de Mónaco ha sido una de las más acertadas de la noche. Sin perder la elegancia se ha entregado por completo a la estética de los 70 e incluso ha arriesgado con una melena muy corta, rubia y con flequillo como parte del estilismo. Acompañada por el príncipe Alberto, quien ha optado por la sobriedad de un traje negro con camisa blanca y divertida pajarita en rojo como las flores que llevaba la princesa en la mano. Una pareja muy coordinada, pero no la única.
Pierre Casiraghi y su esposa Beatrice Borromeo también destacaron como pareja por su elegante elección. Él, de traje blanco y discreta pajarita negra, ella con vestido minimalista de escote recto y finos tirantes y cubierto de flecos de cristales, cual bola de discoteca pero en su versión más estilizada.
Baile de la Rosa: elegancia, nostalgia y desaciertos en Mónaco
Hay invitadas cuya presencia ha sido una sorpresa para todos, no solo por no ser habituales en esta celebración, también por su manera de patinar con los estilismos escogidos. De izquierda a derecha, Monika Bacardi con un vestido rosa chicle con encajes, transparencias y una apariencia 'low cost' más digna de una fiesta de disfraces entre amigas que de un baile sociales. Un KO rotundo.
Quien también sorprendía era la diseñadora española Ágata Ruiz de la Prada. Si bien sabemos de su particular estilo al vestir, esperábamos que en una ocasión como el Baile de la Rosa supiera adaptarlo al 'dress code' exigido con sus divertidos colores y diseños pero un toque disco, algo que no ha sucedido.
Y por último veíamos a la explosiva rubia Victoria Silvstedt con un diseño de alfombra roja, exuberante escote V que más bien era apropiado para una entrega de premios que para la temática del Baile de la Rosa de 2024. Su peinado, al menos, presentaba una estética setentera con ese volumen y cardado superior, pero nada más.
Tres aciertos 'reales': Charlotte Casiraghi, Antonella y Eulalia D’Orleans Bourbon
Parece que las 'royals' no solo comparten título, también sentido del buen gusto a la hora de escoger atuendos para acudir a las galas sociales más destacadas de la agenda social como es el Baile de la Rosa, en Mónaco. Charlotte Casiraghi, a la izquierda, y Antonella y Eulalia D’Orleans Bourbon a la derecha de la foto, apostaron por vestidos elegantes y 'disco' que bien podrían volver a utilizar en otros eventos de sociedad más formales con un cambio en sus accesorios.
Por parte de Charlotte, optó por un diseño más discreto y vanguardista de corte lencero, finos tirantes y un cuerpo corto joya con motivos geométricos que recuerdan a los estampados de los 70. Antonella y Eulalia D’Orleans Bourbon, madre e hija, han optado por acudir a este excéntrico baile con el mismo vestido en diferentes tonos: una en dorado, mucho más clásico y con el escote ligeramente menos marcado, la otra en una colorida combinación y arriesgando con el escote V.
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