Conmoción ha generado la noticia del fallecimiento de Roberto López, el expreso político cubano que vivió en situación de sinhogarismo durante años en España. Después de una vida llena de luchas y desafíos, López falleció en la ciudad de Cádiz, donde había encontrado refugio y protección internacional. Su historia es la de un hombre que luchó por la libertad y la democracia en su país natal, y que posteriormente se vio obligado a buscar asilo en el extranjero. A pesar de las dificultades que enfrentó, López nunca perdió la esperanza de que un día su patria fuera libre y próspera. Ahora, su legado vivirá en el corazón de aquellos que luchan por la justicia y la libertad.
Expreso político cubano Roberto López muere sin hogar en Cádiz
El pasado domingo, en el hospital Puerta del Mar de Cádiz, falleció el expreso político y músico cubano Roberto López Rodríguez, quien llevaba años viviendo en situación de sinhogarismo en la ciudad gaditana.
Roberto López Rodríguez era uno de los 114 presos políticos cubanos que en 2011 aceptaron la propuesta de trasladarse a España a cambio de su excarcelación, con estatus de protección internacional. Sin embargo, después de una década en la cárcel, Roberto se encontró con una sucesión de sinsabores, problemas de salud y abandono en Cádiz.
Una vida de lucha y olvido
Roberto López Rodríguez llegó a España con la promesa de una vivienda y una ayuda económica durante cuatro años, pero nunca recibió nada. Vine a España porque se me brindó protección subsidiaria y protección internacional. Se nos garantizó una vivienda y un dinero por espacio de cuatro años. Pero nunca recibí nada, explicaba a la prensa.
Después de años de lucha y de intentar encontrar un camino, Roberto contrajo una neumonía en ambos pulmones que le dejó serias secuelas. También sufrió una mala caída que le afectó la cadera. La pierna, ay la pierna., lamentaba.
La lucha de Mila Fernández y la denuncia del sinhogarismo
Mila Fernández Bey, presidenta de la Asociación de Personas sin Hogar con derechos (PESHO-DE), estuvo acompañando a Roberto durante años, tratando de guiarle por la línea recta para que no se perdiera en la selva. El declive se veía venir, su deterioro como persona era una realidad visible, y solo nosotros tratamos de hacer algo por él, lamenta.
Mila denuncia la situación de Roberto y de muchos otros como él, que viven en la calle sin hogar y sin recursos. Toda persona enferma sin hogar tendría que tener garantizado una plaza. Hay veces que salen del hospital y no tienen donde ir. Las personas sin hogar con dificultades de conducta no pueden quedar al margen del sistema por muchas dificultades de conducta que tengan. Son seres humanos y hay que tener recursos para poder atenderlos.
La muerte de Roberto y la denuncia del sinhogarismo
La muerte de Roberto es un ejemplo más de la cruel realidad del sinhogarismo en España. En un albergue estás tres semanas, luego tienes que salir y no puedes volver a entrar hasta que pasen tres meses. Nosotros no tenemos recursos, son las administraciones las que tienen que velar por estas personas sin hogar.
Mila Fernández concluye con un llamado a la conciencia: No es posible llevar una higiene adecuada y unos hábitos saludables viviendo en la calle y cuando existen heridas siempre puede ser el principio del final. El sinhogarismo es la forma más cruel y extrema de exclusión social, pero no se toman medidas y se mira para otro lado.
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