En el corazón de España yace un misterioso pueblo cuya identidad se desdibuja entre múltiples facetas, dejando a propios y extraños perplejos ante su singular tradición. ¿De dónde proviene esta enigmática dualidad? Preguntan los curiosos, mientras los lugareños guardan celosamente sus secretos ancestrales. La historia de este peculiar enclave se remonta a tiempos inmemoriales, envuelta en un halo de misticismo que despierta la curiosidad de investigadores y viajeros por igual. Sus festividades únicas y tradiciones singulares son la piedra angular de su identidad colectiva, tejiendo un tapiz cultural intrincado que desafía las convenciones establecidas. Una vez más, nos enfrentamos a la incógnita de un legado ancestral que se niega a revelar todos sus secretos, manteniendo vivo el enigma de este enigmático pueblo.
Descubre la sorprendente tradición de Mogarraz: retratos que cuentan mil historias en sus calles
Para conocer cómo es 'el pueblo de las mil caras', es necesario imaginar un lugar de calles empedradas, plazas encantadoras y estética medieval que bien podría ser escenario de una serie de época. Este lugar es Mogarraz, un pueblo cuya belleza arquitectónica es única, pero cuya fama radica en otra razón.
Este pintoresco pueblo, situado en el Parque Natural de Las Batuecas - Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca, parece haberse detenido en el tiempo y es famoso por los rostros de quienes lo han habitado. Mogarraz despierta la curiosidad no solo por su arquitectura medieval, sino también por una colección que adorna las fachadas de sus antiguas casas de piedra: más de 800 retratos pintados a mano de sus antiguos habitantes.
Mogarraz, el pueblo de las mil caras: una galería al aire libre que narra su legado
La historia de los retratos en Mogarraz se remonta a 1967, cuando, en el contexto del censo agrícola obligatorio durante la dictadura de Franco, Alejandro Martín Criado, el fotógrafo local, retrató a todos los habitantes del pueblo en fotos tipo DNI. Este legado fotográfico quedó en el olvido hasta que en 2012, Florencio Maillo, un pintor y profesor universitario, decidió revivirlo.
Maillo recreó meticulosamente cada una de las fotografías de Martín Criado en cuadros de pintura al óleo, dando vida a 388 retratos de antiguos habitantes de Mogarraz. Estas pinturas fueron colgadas en las fachadas de las casas que alguna vez habitaron, convirtiendo así al pueblo en un museo al aire libre, donde los rostros del pasado observan en silencio la vida cotidiana.
Lo que inició como un proyecto temporal se convirtió en una exposición permanente debido al gran éxito y la emoción de los habitantes al revivir su memoria. Actualmente, más de 800 cuadros adornan las fachadas de las casas, rescatando así las historias y la identidad de Mogarraz, el pueblo de las mil caras.
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