Despedida a Paul Auster, el escritor que plasmó Brooklyn y las vidas influenciadas por el azar
En un emotivo adiós a Paul Auster, el reconocido escritor que supo capturar la esencia de Brooklyn y las vidas marcadas por el azar, se reconoce su legado literario como una obra maestra que ha dejado una profunda huella en la literatura contemporánea. A lo largo de su carrera, Auster se destacó por su capacidad única para explorar las conexiones impredecibles que rigen nuestras vidas, revelando la intrincada red de causalidades que nos envuelven. Sus personajes, tan reales como complejos, han resonado en miles de lectores alrededor del mundo, convirtiéndolo en un referente indiscutible de la literatura. Con su partida, se despide no solo a un escritor excepcional, sino a un visionario que supo captar la esencia misma de la existencia humana.
El legado de Paul Auster, un escritor único que desafió al azar
Con Paul Auster (Nueva Jersey, 1947; Nueva York, 2024) se va una manera de escribir y una visión única, alejada de las ubicuas redes sociales y de la, a veces, castradora tecnología. Al autor, considerado el epítome del escritor de Brooklyn, le gustaba crear con un bolígrafo, y, como contó en La historia de mi máquina de escribir (2002), mecanografiar el resultado con su rudimentaria máquina Olympia. Porque como señaló, escribir es algo físico.
Adiós a Paul Auster, el maestro de la literatura neoyorquina
Paul Auster ha fallecido este martes de un cáncer de pulmón a los 77 años. Al contrario de muchos de sus protagonistas, a los que rodea la incertidumbre ya que los narradores no suelen ser fiables, su biografía es clara. No solo escribió memorias –su primer libro, La invención de la soledad (1982) trataba sobre la relación con su padre–, sino que nutrió sus tramas con su vida: muchos de sus personajes fueron escritores marcados por la pérdida y el azar.
La partida de Paul Auster, un referente literario que marcó generaciones
Su enfoque es cortazariano, otro autor venerado en Francia, y tiene mucho de deconstrucción, a lo Jacques Derrida. Porque incluso cuando se basa en géneros tan trillados como la novela negra, Auster indaga en cuestiones existenciales como la identidad, las vicisitudes del lenguaje o las implicaciones de la autoría.
Hijo del propietario de varios edificios en la ciudad de Jersey, Paul Auster vivió en París a principios de los setenta, donde sobrevivió traduciendo del francés a los surrealistas, a Mallarmé o a Sartre, y con la publicación de sus primeros trabajos en revistas literarias. Compartió piso con la que más tarde se convertiría en su primera mujer y en la madre de su hijo Daniel, la también escritora Lydia Davis.
Como muchos de sus personajes, fue un autor prolífico, con una disciplinada rutina: escribía seis horas al día, a veces siete días a la semana; de ahí, que en periodos de su vida publicara un libro al año. Con la edición, Auster también jugó a las muñecas rusas.
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